Blessingway 'Ceremonia prenatal'
Un
par de meses antes del parto, convoqué al círculo cercano de mi hermana a
asistir al de rito de paso conocido como Blessingway,
el cual está centrado en la madre, no en el bebé como el baby shower. Lo celebramos también dentro de la Carpa Roja
como preámbulo emocional y energético para el día del parto. En esta ceremonia,
no sólo estuvieron las mujeres de su vida, también los hombres de su vida: su
papá (mi papá) y su pareja, acompañándola y sosteniéndola. Todos nos reunimos con el objetivo de
festejarla, de honrar su embarazo, de ayudarle a tener fuerza y confianza en sí
misma y en el poder de su cuerpo para parir.
En su Blessingway, invocamos a
nuestro linaje materno para que ellas, las mujeres ancestras de nuestra familia
en su sabiduría y fortaleza, sostuvieran a Gisela el día de su parto. El
símbolo de esta unión entre nosotros quedó representado con una pulsera de
estambre rojo que mantuvimos en nuestra mano izquierda hasta después del
nacimiento de León. La ayudamos a liberar sus miedos a través del abuelito fuego que trasmuta y del agua
cristalina que ayuda a fluir. La llenamos de nuestros más amorosos deseos y
virtudes para el día de su parto a través de palabras e intensiones. Para este
fin, le formamos un “Collar de parto” el
cual formamos entre todos. Como retribución, ella nos dio unas velitas que
prenderíamos precisamente cuanto estuviera en trabajo de parto, de tal forma
que nuestras intensiones se elevaran en un rezo en ese momento tan esperado. Le
ofrendamos, en forma de palabras y visualizaciones, muchas bendiciones y
energía que canalizamos a cada parte de su cuerpo para que pudiera decir, pensar, amamantar, crear, amar,
parir y andar en el camino de la maternidad de forma amorosa e iluminada. La
ceremonia fue tan bella que en el clímax, todos lloramos junto con ella de
emoción.
Después
de esta ceremonia, Gisela se sintió más segura y confiaba en su poder de dar a
luz a León. Puedo asegurar que es indispensable que una mujer embarazada pase
por este rito para que su Mujer Salvaje pueda aflorar en el momento preciso: el
parto. Es precisamente ese momento uno de los idóneos para que la Mujer Salvaje
salga desde lo más profundo de su ser. En el parto, la mujer conecta con su
lado animal de tal forma que las memorias ancestrales guardadas en su cuerpo salen y toman vida.
El parto
Gisela comenzó
con contracciones en la madrugada del domingo 28 de agosto del 2016. Aunque estaban espaciadas, eran regulares
aproximadamente cada 30 minutos. Estuvo así hasta el 31 de agosto. Durante tres
días su cuerpo se fue preparando para el momento tan esperado. La vi llenarse
de cansancio y de amor al mismo tiempo. La vi transformarse de una mujer
cansada a una leona feroz a una mujer luminosa llena de oxitocina, abrazos y
besos.
Yo, sólo fui una
acompañante. Miraba, abrazaba, sostenía, cocinaba, preparaba… Sus parteras
fueron espectaculares. Hanna y Silvia estuvieron con ella durante estos tres
días. Ella recibía amor en la tina con agua caliente, en el sillón, en la
colchoneta, en el baño, en los brazos de su pareja, Aarón. Ella se movía por
toda la casa libremente. Ella comía alimento especial para tener fuerza y
energía, bebía tés, agua y sueros naturales para hidratarla. Nadie le decía qué
no podía hacer con su cuerpo. Cuando podía, dormía, a ratos pero lo hacía. Y
cuando despertaba, ahí estábamos para ella: sus parteras con su rebozo, a veces
yo con un abrazo, a veces su pareja con un beso. Ella fue la protagonista de su
parto, nadie más. Fueron tres días intensos de reconocerse en sus huesos, en
sus lágrimas, en sus risas en su cansancio. Fueron tres días en los que la
conocí de nuevo cambiante, radiante, llena de fuerza y de agotamiento al mismo
tiempo.
Aunque sólo
nosotros 5 (Gisela, su pareja, Hanna, Silvia (sus dos parteras y yo)) estuvimos
en casa con ella, no estábamos solos. Su círculo cercano estuvo al pendiente
todo el tiempo, enviando rezos, luz, amor, deseos felices. Mis amigas brujitas estuvieron ahí
también con ella con su amor, sus oraciones, sus rezos, su paz, su medicina.
Todos al pendiente así fueran las 3 de la mañana.
El 30 de agosto
por la mañana, Gisela ya tenía 8 cm de dilatación. El momento estaba cerca. Sus
huesos se abrían cada vez más, con una danza que sólo Gisela y león conocen.
León bajaba a su propio ritmo, abriéndose paso, tranquilo y esperado. Por la
noche, a las 23:30 hrs Gisela estaba lista en la tina de agua deseosa de que
León por fin decidiera salir. ¡En 35 minutos pasó media vida! Gisela pasaba de
las sonrisas a la mirada feroz de una mujer salvaje. De verdad que la vi
transformarse, de manera increíble. En un instante, necesitó salir del agua y
fue cuando sus parteras la invitaron a sentarse en le banquito de parto. En 20
minutos ella terminó de ayudar a León a salir de su cuerpo, por su puerta
sagrada, coronando con una reina. Su pareja la abrazaba mientras ella tomaba
fuerzas para el último esfuerzo.
León nació en
los primeros minutos del 31 de agosto de 2017 después de tres días llenos de
oxitocina pura y natural, de abrazos, de alimento para el alma y el cuerpo. La
vi transformarse de nuevo con una sonrisa enorme y decir “¡Woww, lo logramos,
León!” “¡Mira, mi amor [dirigiéndose a su pareja] lo logramos!” Ella tuvo un
parto feliz. León tuvo un nacimiento feliz. Todo, todo dentro de la Carpa Roja,
Un espacio amoroso, que contiene, que ama. Ahora, León es conocido como “el
niño de la Carpa Roja”. León y su mamá coronaron nuestro espacio para siempre
con su amor.
Les comparto
este pequeño testimonio en letra y este video que con mucho cariño le hice a mi hermana. Lo hice además como evidencia de que sí se puede tener un parto en casa y respetado, y porque todas las mujeres merecen
ser las protagonistas y se les trate
con amor y respeto. Mujer, tu cuerpo sabe cómo parir, tú sabes cómo hacerlo. Tus huesos, tus músculos, tu alma sabe. Tus ancestras están contigo. No tengas miedo. Investiga los grandes beneficios de parir en casa, si tu parto es sano. Confía en ti y en tu bebé. Gracias por
compartir.
Con Cariño, Marysa Neri
Terapeuta de Reiki Sistema Usui Shiki Ryoho
Moon Mother certificada por Miranda Gray
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